miércoles, 9 de septiembre de 2009

HECHOS #3 / FACTS PART 3

Hace unas semanas atrás me reuní con una persona X en una pequeña cafetería cerca a mi casa. Charlábamos sobre trivialidades, sobre cine, el último libro leído, los problemas en el trabajo y cosas por el estilo: estaba pasando un buen rato. Hasta que se acercó el encargado e hicimos nuestro pedido: una torta de chocolate con una bola de helado de vainilla y una taza de café para ella (¡qué envidia!) acto seguido, el mozo se dirige a mí y yo como siempre después de no entenderle un comino le contesto “¿perdón? ¿Serías tan amable de repetir la pregunta?” y con una sonrisita me repregunta si voy a tomar lo mismo que ella, le contesto que no y pido tan solo una taza de café negro sin azúcar. Una vez que se retiró el mozo mi acompañante me clava la mirada y muy seriamente asegura “Y parece que no has cortado la maldición generacional del colesterol alto y la sordera de tu familia ¿no?” ¡Por supuesto que me quedé boquiabierta y patitiesa! Luego de unos segundos de consternación, suspiré con absoluta resignación, “no puede ser ¿porqué siempre me tocan a mi?”, me preguntaba con desilusión. A continuación un extracto de nuestra conversación (¿o debería decirle “aclare”? Eso, lo dejo por cuenta de ustedes):

Yo: Mira darling ¿qué puedes asegurar con tanta frescura acerca de lo que yo hago o dejo de hacer?
Ella: Ah pues, que si hubieses cortado esa maldición ya estarías sana, también la de tus oídos y la del…
Yo: ¿O sea que si como o no como, si oigo o no oigo es porque tengo una maldición? ¿o si me enfermo también tengo una maldición o no oro los suficiente? Estás recontra equivocada, oye.
Ella: Ah ¿entonces porqué sigues sin comer ah? Ya ves… la Biblia dice que si pidiéremos con fe y de acuerdo a su voluntad nos será hecho, algo hay por eso Dios no te ha sanado pues, es súper obvio.
Yo: Watson en primer lugar no me alimento como camionero porque “se cuidar mi cuerpoooo” y no ando zampándome diez mil calorías al día y luego andar diciendo que tengo una maldición generacional de sobrepeso en mi familia, no cheka, tienes que aprender a cerrar el pico y asumir que si estás gorda es por tu culpa, ni es una maldición, ni es culpa del diablo. En segundo lugar, tú no estás dentro de la mente de Dios para saber porque hace o no hace las cosas, así orásemos diez mil horas bajo la lluvia, sobre chapitas y en ayuno permanente si Dios no quiere ¡MANAN!
Ella: La oración “mueve” la mano de Dios.
Yo: ¿Y desde cuando Dios es mi chulillo? ¿O Dios es un títere? ¿Qué te pasa? ¡El no es nuestro mandadero! Dios haz esto, Dios haz lo otro y ¿porque yo lo digo lo tiene que hacer?…juuuaaat?
Ella: Ay, no se puede hablar contigo (se molesta y me tuerce el gesto, la comprendo, cuando me dan cuerda soy inaguantable, me dio penita…snif…).
Yo: No te me sulfures darling, lo que pasa es que si hay algo que odio son los sinsentidos, las doctrinas incoherentes y los “cristianos” que se sientan en su trono de supuesta justicia, se juran intocables e infalibles y andan señalando con el dedo la paja en el ojo ajeno y sin mirar el tremendo palazo que tienen en el suyo…no te sientas mal, no es tu culpa, tu doctrina está un poco entreverada, eso es todo.

Moraleja: Nunca se metan conmigo si no conocen el tema y/o no están preparados para mi respuesta… ñaca, ñaca, ñaca (PD: Por favor, Rorra solo hay una, luego no me echen la culpa de que no los aguantan, jo,jo,jo).

Entonces, hablemos nuevamente de “hechos”. El cuerpo humano es una maravilla: ese es un hecho. El cuerpo humano se enferma, envejece: ese es otro hecho. Dios obra milagros: Eso es absolutamente innegable, PERO por algo se les llama “milagros” es decir, una intervención divina y sobrenatural que rompe las leyes naturales a favor de alguien en una circunstancia específica.


Así que, dejémonos de cuatro cosas y hablemos con la verdad.

Tomemos como ejemplo el problema de sobrepeso de esta X persona: si nosotros comemos y comemos como marabuntas no hay que ser un genio para darnos cuenta que vamos a engordar, que circunstancialmente dentro de esa familia exista un problema de sobrepeso no es excusa para tirarnos a la bartola y echarle la culpa del problema a una maldición generacional o al pobre diablo, lo cual significa que hay ciertas circunstancias que nos toca vivir que son de nuestra responsabilidad (por mi culpa, por mi culpa y por mi gran culpa) porque: no cuidamos lo que comemos, vivimos una vida sedentaria, no descansamos lo suficiente, hacemos cosas que no debemos hacer, nos descuidamos, gastamos más de lo que ganamos, andamos endeudándonos, no tenemos paciencia, no sabemos sujetar nuestra lengua, no tenemos dominio propio, no trabajamos (y encima esperamos que nos lluevan mangos!) y qué sé yo, cosas por el estilo. Hay otras que se deben a factores ambientales y/o estacionales (por fin algo que no es nuestra culpa, eh?) como una gripe, una virus estomacal, un brote de varicela, whatever. Y también están las que suceden nada más, no sé un accidente, un robo, algo se te perdió…etc.

Saquémonos de la cabeza de una buena vez la idea de que ser cristianos es una vacuna contra las enfermedades, problemas económicos, emocionales, familiares, accidentes, metidas de pata, tontedades y un largo etcétera; tampoco que si cualquiera de estas cosas te sucede a ti o a alguien es porque es portador de una “maldición generacional” o es un cristiano incrédulo o frío o tiene un “pecado oculto” o algo malo pasa en su vida. No necesitas pasar por una consejería, liberación, encuentro o desencuentro porque te despidieron o porque no te alcanzó el dinero o porque te dio la gripe porcina o porque te caíste de trasero por las escaleras. Antes de lanzarnos con todo contra el diablo o romper una maldición generacional (óiganme esas cosas no funcionan como hechizos, por siaca) DETENTE, RESPIRA Y SÍ, ANALIZATE. No pierdas el tiempo si te caíste porque el piso estaba mojado y te fracturaste el brazo (y ahora no me digas que el diablo mojó el piso…), si te dio la gripe porcina anda tómate tu Tamiflú, si tienes el colesterol elevado deja de comer grasas pe oe, si no te alcanza la plata analiza tu presupuesto, no te endeudes y si quieres ese televisor de plasma de último modelo color negro de 72” que está ya no ya, ahorra pues! Una vez que hemos asumido nuestra responsabilidad dentro de la situación que estamos atravesando, ahí sí, ahondemos, ahí sí te apoyo, ahí sí veamos si de verdad lo que te sucede se debe a una maldición generacional o un pecado oculto o algo por el estilo. Mas si después de haber hecho lo que debes hacer con el diablo, con la maldición, con el pecadillo aún no pasa nada, don’t worry, que no te salgan canas prematuras por algo que no está en tus manos hacer, porque comprendamos que las intervenciones sobrenaturales son de jurisdicción celestial, es decir si Dios quiere y El siempre tiene la razón y no nos corresponde a nosotros cuestionarlo. Se que quizá hoy no veas el camino de salida, quizá no veas la solución y tu futuro se ve más negro que el agua del río Rímac, ten la absoluta certeza de que Dios está al tanto de tu problema, no creas te está ignorando, por supuesto que te escucha y a El no se le pasa absolutamente nada.

Vivir con esperanza es bastante difícil incluso para aquellos cuyas circunstancias no son tan duras y ciertamente tendemos a sobredimensionar los problemas porque éstos nos aturden, nos abruman, nos ciegan de tal forma que todo se vuelve denso y oscuro; sin duda alguna, no perder la fe y la esperanza es todo un logro en un mundo donde reina el escepticismo incluso dentro de la iglesia, pero tampoco podemos tapar el sol con un dedo, mirar hacia otro lado e ignorar los problemas porque creemos que nada nos puede tocar por el hecho de ser cristianos. Todo extremo es una debilidad, tanto si agrandas las cosas como si les restas la debida importancia y de ambas debemos cuidarnos, estar alertas.

¿Saben? Siempre me hacen la misma pregunta: ¿porqué crees que Dios no te ha sanado todavía? Y yo siempre les contesto lo mismo “No sé” pero, sino estuviese atravesando esta situación estoy más que segura que mi vida sería absolutamente distinta y créame, se los digo en un arranque de cruda honestidad, de esas que son raras en mí porque no le digo nada a nadie (sorry, es que vivo pa’ dentro como el caracol): no cambiaría un segundo de lo vivido porque me trajo hasta aquí y hoy puedo ver mi vida desde otra perspectiva, desde un ángulo que no hubiese podido apreciar antes. Sí, se me desenfocó la vida, me cambiaron el guión en pleno rodaje, perdí mi perspectiva, tuve que reconsiderar mis metas, es decir, me voltearon la torta, pero si algo aprendí (y continúo en la escuela) es que se puede vivir con esperanza con los pies bien puestos en la realidad y que además a los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien y yo doy fe de ello.

La Rorra

martes, 1 de septiembre de 2009

HECHOS#2: EMAIL A LOS CRISTIANOS DEL PRIMER SIGLO

Pues hablemos nuevamente de hechos. Mientras tomaba notas del entusiasta sermón de un domingo (no digo cual ni en donde ni por quién para que no me hagan callejón oscuro) me dí cuenta que casi la mayor parte de mis anotaciones eran frases de ánimo, de aliento, de determinación, de impulso, de seguir adelante, de que si estás con Dios nada puede contra ti, que si haces tal o cual cosa viene la bendición y cosas por el estilo. Innegable el hecho de que Dios nos ama y nos cuida sobrenaturalmente, así como también es indiscutible que Dios nos provee todo aquello que necesitamos, esos son los hechos y es cierto. Entonces, fiel a mi modo ser, enmendé mi postura: afilé mis baterías, paré mis antenitas de vinil y me dispuse a cambiar el tenor de mis anotaciones y después de casi una hora, de los mismo y lo mismo y lo mismo me preguntaba: ¿Desde cuando la vida cristiana es tan fácil? ¿Será que de verdad soy una cristiana a término medio o estoy demasiado cocida?


¡Rayos! Cómo nos gusta que nos calienten la oreja ¿no? Como que ser cristiano es un deporte: si haces lo adecuado, si oras lo suficiente, si ayunas una vez al mes o dos o cuatro o seis, si tienes la medida de fe... y así predicamos ahora, en evangelio fácil, un evangelio de remate, for sale. Ahh porque si estas enfermo, si no tienes plata, si el matrimonio se te derrumba, si te caes de trasero en la escalera, si estas depre, si te asaltan o que sé yo, entonces, no estas en bendición pues, estás fuera de la voluntad de Dios, seguramente tienes un pecado oculto o eres un cristianos frozzen.


Luego me puse a pensar en los cristianos del primer siglo, esos, que fueron carne de cañón, los primeros en recibir el impacto de las baterías del diablo. ¿Cómo los catalogaríamos? ¿Con qué vara los mediría nuestra doctrina actual?


Imaginemos por un momento que somos una empresa o mejor aún, para que no suene tan mundano y más cool una ONG. Ellos quieren los registremos para que luego les demos cobertura (cosa con la que no estoy muy de acuerdo tampoco) y nosotros les enviáramos un email de respuesta cuyo tenor iría más o menos así:


“Estimados cristianos del primer siglo:


En respuesta a su solicitud para la inscripción de su congregación en el registro de “BUENOS CRISTIANOS Y SANTOS MARTIRES” de propiedad exclusiva de nuestra organización, para lo cual nos hicieron llegar múltiples testimonios escritos y orales, hemos analizado su caso a la luz de la “sana doctrina” y sentimos mucho comunicarles que su solicitud ha sido rechazada.


Nuestra decisión obedece a que en nuestra base de datos hemos observado un déficit de oración (de contar con superávit Dios los hubiese escuchado y no habrían sido digeridos por los leones) igualmente, su nivel de fe se encuentra por debajo de los cánones establecidos por la OCB (Organización de Cristianos Bendecidos) en cuyo caso, de haber alcanzado la medida reglamentaria de una semilla de mostaza, hubiesen podido evitar la pérdida de su valioso patrimonio corporal, al mismo tiempo que han demostrado un desconocimiento absoluto de las condiciones obligatorias para alcanzar los beneficios de los que gozan los verdaderos ciudadanos del Reino de los Cielos entre los cuales se incluyen: protección, provisión, salud, restauración, etc. (sírvanse consultar el manual adjunto, en el ítem: “Consideraciones para los postulantes a la visa de residencia y/o nacionalidad celestial).


Dado que casi la totalidad de los miembros de su congregación se mantuvieron de incógnito, no contaban con un local congregacional (según sus referencias se reunían en cuevas), fueron devorados por los leones, así como también aserrados, lapidados, vituperados, ahogados, encarcelados y perseguidos, entre otras situaciones inaceptables detalladas en nuestro reglamento y que además según las últimas investigaciones y tesis de nuestros excelentísimos doctores en teología se ha detectado que muchos de los actuales postulantes se encuentran en crisis financiera, con problemas de salud (sean estas recientes o de naturaleza hereditaria, en cuyo caso, se les reportaría ante las autoridades competentes por ser portadores de una “Maldición Generacional No Confesada”, comúnmente conocidos como “oprimidos caletas” a fin de ser internados y recibir liberación de urgencia) o que han sufrido algún tipo de accidente (sean estos provocados o no) los han tomando como ejemplo y por tanto carecen de todas y cada una de las cualidades requeridas en nuestros estatutos para ser considerados miembros de la sacrosanta concilum solemny honoris causa OCB, hemos determinado además considerarlos personas non gratas, cristianos fríos, filisteos incircuncisos o cualquier otra denominación con la que las distintas sedes internacionales suelen etiquetar a personas ingenuas como ustedes.
Sin embargo, el concilio de la OCB, en un gran despliegue de magnanimidad, ha determinado concederles un recurso de apelación, para lo cual deben cumplir con los siguientes requisitos indispensables:


- Orar un mínimo de dos horas todos los días.
- Leer un libro completo de la Biblia diariamente (dos si son libros de menos de 20 páginas).
- Diezmar aunque no le caiga un peso.
- Ofrendar del peso que no le cayó.
- Comprometerse a dar ofrendas especiales, llámense, pro construcción del local, pro compra de alfombra, pro compra de guitarra fender electroacústica de cedro enchapada en madreperla, pro sanidad interior, pro sanidad exterior, pro sanidad media, pro sanidad del uñero del pie derecho del hijo del hermano del sobrino del amigo del hijo del pastor (todo ello aunque usted no tenga para comer) y cosas por el estilo.
- Asistir a todos los cultos, conciertos, seminarios, clases, ágapes, oraciones, encuentros, desencuentros y parranditas que convoque la congregación.
- Comprar todos los libros, separatas, publicaciones, cds, vcds y similares de nuestra congregación.
- Estar de acuerdo con todas las prédicas, sermones, consejos y doctrinas de nuestra congregación.


Todos estos requisitos deben estar apropiadamente documentados y avalados por los santísimos e infalibles miembros de nuestra congregación y deberán ser remitidos a nuestras oficinas.


PD: Estas condiciones están sujetas a ampliación y a evaluación.


En el amor de Dios,
Comité de admisión y ética
Organización de Cristianos Bendecidos

Cc: San Pedrito, San Marcos, San Inocencio, San Pancracio y San Guchito”.


Sí pues, aunque me excomulguen.