lunes, 26 de octubre de 2009

FOTOS DE LA MARATON RPP 2009

Holas, quería compartir con ustedes algunas fotitos de la maraton en la que participé el domingo 25.10.09, la de RPP, fue un experiencia educativa y emocionante. Tengo algunas fotillos más publicadas en facebook y myspace.

Nos vemos en la 10k de Nextel!!!









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sábado, 24 de octubre de 2009

HECHOS#4: SANO EQUILIBRIO

Otro hecho: como cristianos debemos involucrarnos en las actividades de nuestras congregaciones y agrego: no podría estar más de acuerdo.

Nunca como en este tiempo se ha visto tanto activismo dentro de nuestras congregaciones. Que si la música, que si los cursos, que si la reunión, que si el evangelismo, ayuda social, que si el paseo, la jornada de trabajo, el grupo familiar, el grupo de oración, la vigilia, el ayuno, etc. Creo firmemente que una congregación saludable debe contar con los recursos tanto humanos como logísticos (y con eso me estoy refiriendo a todo lo material) para atender sus propias necesidades y las de su lugar de influencia. Una congregación sana no debe carecer de recursos para ayudar a los pobres o de algún hermano que reciba a la gente, o de un maestro, un líder, un pastor, etc. la Palabra de Dios es clarísima al respecto: el que llama al ministerio y suple de obreros es Dios: ni tú, ni yo, ni el pastor, ni el anciano, quien llama y equipa es el Espíritu Santo, seguramente estarán de acuerdo conmigo. Ahora bien, es cierto que Dios nos llama a realizar la obra y a cumplir con nuestro ministerio, como dice, la mies es mucha y los obreros pocos, siempre somos pocos y ese es otro hecho. Pero acompáñenme un paso más adelante ¿qué sucede cuando estas actividades/obras/ministerios pasan a ocupar un lugar predominante en nuestras vidas? ¿qué pasa cuando empezamos a usar la vara para medir el nivel de “compromiso” de nuestros hermanos en relación con el servicio a la iglesia? ¿Qué pasa cuando nuestra vida en vez de ser de bendición para quienes nos rodean se convierte en un constante quebradero de cabeza? En resumen, cristianos involucrados en sus congregaciones mañana, tarde, noche, medianoche, sábados, domingos, feriados y fiestas de guardar ¿o no?

No puedo negar que siempre he sido de las que está metida en todos los cursos de la Academia Bíblica, el seminario este, el curso aquél, domingos en la mañana, domingos por la noche, ensayo, reunión, culto de media semana…en fin y tuve que aprender a cocachos que es imprescindible y voluntad de Dios, que exista un sano equilibrio en todos los aspectos de la vida. Pero para llegar a esa conclusión, debemos entender algunos puntos:

- El servicio/obra no se realiza exclusivamente dentro de la congregación, hay muchas formas de servir y no todas están enumeradas en la Biblia, a ver, díganme ustedes ¿es que el que predica hace mayor bien que el que viste a un pobre? ¿o es el que canta más ungido que el que predica en su oficina o en su colegio? ¿es que da mejor testimonio el ujier que un ama de casa? Me viene a la mente ese pasaje que dice: “No todo el que me dice Señor, Señor, entrará en el reino de los Cielos…”

- La salvación no es por obras, mi salvación o mi santidad no están entredicho porque no andemos involucrados en todas y cada una de las actividades, que ofrendemos para todas las obras, que estudiemos todos los cursos, talleres, seminarios, que participemos de todos los cultos…de la congregación. No pues, ya sé lo que dice Santiago 2:18 y lo he repetido hasta el cansancio, no saquemos un texto fuera de contexto, digámoslo completo y cito:
“Hermanos míos, ¿de qué le sirve a uno alegar que tiene fe, si no tiene obras? ¿Acaso podrá salvarlo esa fe? Supongamos que un hermano o una hermana no tienen con qué vestirse y carecen del alimento diario y uno de ustedes les dice: «Que les vaya bien; abríguense y coman hasta saciarse», pero no les da lo necesario para el cuerpo. ¿De qué servirá eso? Así también la fe por sí sola, si no tiene obras, está muerta. Sin embargo, alguien dirá: «Tú tienes fe, y yo tengo obras.» Pues bien, muéstrame tu fe sin las obras, y yo te mostraré la fe por mis obras. ¿Tú crees que hay un solo Dios? ¡Magnífico! También los demonios lo creen, y tiemblan”.
Santiago 2:14-19 (NVI)


Y, entonces ¿se dan cuenta? Apliquemos pues, no es entonces el que va a los cultos, el que hace la voluntad de Dios y eso se traduce no en los estándares de la iglesia evangélica actual, sino en el estándar bíblico. Pero nosotros le hemos dado otro significado, es decir, nos hemos abocado a servir, servir, servir para demostrar nuestra fe y eso es absolutamente incorrecto, las obras son resultado de nuestra fe y no viceversa e insisto nuevamente en que dicha obra/servicio no exclusivamente para el día de culto o para dentro de la congregación y aclaro, que no me estoy refiriendo para nada a la práctica del ministerio dentro del marco congregacional, no mezclemos las cosas.

- Estoy segura, que además, me refutarán con la parábola de los talentos, que si Dios te dio y tú no hiciste nada Dios te lo quita y se lo da al que tiene más… ahhh mira tú… y ¿qué hay con la familia que Dios entregó a tu cuidado? Y ¿Qué hay con el trabajo que Dios te dio para sustentarte? Y ¿qué con las amistades que Dios te dio? El punto aquí y vuelvo al mismo tema, es que tenemos varas diferentes para medir las “cosas de Dios” y las “cosas del mundo” como les queremos decir: nos llenamos la boca diciendo que Dios es nuestro proveedor y no cuidamos nuestro trabajo porque tenemos que irnos volando al seminario, no tenemos un día para pasar con tranquilidad en familia porque tenemos ensayo, reunión de jóvenes, vigilia y que sé yo, tu amigo quiere hablar contigo y no puede captar tu atención por más de un minuto por vez porque tienes que atender a tu grupo de jóvenes, de pronto tu salud empieza a declinar y no vas al médico hasta que el asunto ya es grave porque el médico atendía en el horario de evangelismo y cosas por el estilo. No podemos mantener un ritmo de vida acelerado priorizando las actividades eclesiásticas sin que se resientan las otras áreas, quizá nos podamos mantener a flote durante un tiempo, pero no por siempre. Y luego nos preguntamos alarmados y estupefactos ¿porqué el índice de divorcio entre cristianos se ha incrementado últimamente? ¿porqué tanto cristianos con crisis económica? Y un largo etcétera.

- ¡Cómo nos encanta que nos feliciten por el trabajo que hicimos! O que nos digan que nuestra enseñanza estuvo buenaza y que wow como los ha bendecido y cómo nos encanta aclarar que no somos “cristianos domingueros” como siempre digo, nos encanta sentarnos en nuestro trono de superioridad y mirar hacia abajo a quienes no llenan nuestros absurdos estándares y más absurdo aún es que los demás se sientan mal por creer que no están a la altura de esos absurdos estándares: demasiados absurdos caray! Menospreciamos y menospreciamos y no me digan que no es cierto ¿ o “calienta bancas” no les suena conocido? Y lo digo porque en algún momento yo he hecho lo mismo, así que santa paloma no me creo. Entonces, juzgamos a nuestros domingueros y ¿acaso en algún momento les hemos preguntado porqué van solo los domingos? ¿es que Dios hace alguna diferencia entre aquellos que sirvieron mucho y aquellos que no? ¿cómo sabes tú que esa persona que va tan solo el domingo no predicó a más personas que tú o que dio de comer a alguien que no tenía o que ofrendó para algún pobre o que visitó a algún enfermo o abrazó a algún desconsolado? ¿no es esa también la voluntad de nuestro Padre, no es eso también obra?

- Ahora, hemos convertido al sermón dominical en el alimento principal de nuestro menú espiritual y la congregaciones han alentado con entusiasmo este desbalance nutricional, logrando así que vivamos dependientes de las enseñanzas que imparten otros para aplicar la Palabra de Dios a nuestra vida; nos hemos vuelto flojos, queremos que nos den todo por cucharitas, que lo desglosen para nosotros, que lo expliquen para “entenderlo mejor” y no nos preocupamos siquiera de comparar esas enseñanzas con la Palabra de Dios y convertimos en doctrina enseñanzas equivocadas o basadas en la opinión personal del pastor o maestro y ahí viene el problema, porque si no vamos el domingo, pues tenemos hambre toda la semana, nos pueden decir cualquier cosa y “como lo dijo el pastor” ah pues entonces es cierto, además si no te congregas el domingo ahh pues algo está mal contigo. No pues. De ningún modo. Mi principal alimento viene de mi meditación personal de la Palabra de Dios, de lo que Dios me dice a mi, no lo que le dice a otros, no podemos depender del sermón dominical, es como almorzar una vez por semana! Usemos nuestros propios cubiertos, enseñemos a usar el tenedor y el cuchillo, porque no sabemos que puede suceder mañana, hoy gozamos de libertad de culto, pero quien sabe si mañana prohibirán a los cristianos reunirse, o quien sabe como me pasó a mí, que a veces voy al servicio y mejor me hubiese sido no ir porque no recibí un comino por culpa de los oídos y por ende no me edificó en nada y si no hubiese aprendido a usar mis propios cubiertos hoy estaría en nada, espiritualmente hablando.
Nuestra comunión con Dios es prioritaria, no tiene número porque es inherente a nuestra vida, no podemos dejar de tener comunión con Dios o encerrarlo en el paréntesis de nuestro “tiempo devocional”. No, la comunión con Dios es mañana, tarde y noche, 24 horas al día, 7 días a la semana, 365 días al año, primavera, verano, otoño e inverno.

Luego, la primera responsabilidad del hombre es su familia, Dios creó a Adán y luego a Eva y les dijo que vayan y sean una familia; Pablo dice, por ejemplo, que el que desea obispado debe gobernar bien su casa, ser marido de una sola mujer, hacer que sus hijos le obedezcan con el debido respeto, etc… ¿Qué quiere decir? No podemos ir al a congregación a servir y dedicar el tiempo que le pertenece a nuestra familia, nuestro principal testimonio de vida e integridad como cristianos lo damos dentro de nuestro grupo de influencia: familia, amigos, compañeros. Como parte de esa responsabilidad, debemos ser proveedores de nuestra familia y por favor, ya no vivimos en la edad media, las mujeres también trabajamos y aportamos para el bienestar de nuestra familia, sea que trabajemos fuera de casa como en ella. Lo cual quiere decir, que debemos cuidar nuestro trabajo, ser responsables y por supuesto, como me dijeron en algún momento “trabajamos para vivir, no vivimos para trabajar”, claro muy cierto, pero tampoco vivimos en una burbuja pues, si quieres el trabajo soñado: duérmete y sigue soñando. Lo sé, suena mal, pero es que abramos los ojos, este tiempo es acelerado, competitivo y exigente, no podemos pedir un trabajo de 9 a 5 y ganar una millonada o que no nos demande nada de nosotros, ya lo dice la Palabra de Dios: el que no trabaja que no coma, entonces, allá tú como consigues tus frejoles, pero no pretendas recibir bendición financiera si no le das a tu trabajo el tiempo o no le pones la dedicación que corresponde.
Por otro lado también y respecto al tema del trabajo, permítanme picharles el globo a algunos, no todos hemos sido llamados al servicio congregacional a tiempo completo, no todos hemos sido llamados a abrir una congregación, por favor!! Ya basta! Enseñemos a nuestros jóvenes, lo primero es obedecer a sus padres y si los padres no quieren que vayan al grupo de jóvenes, pues no van y punto, asimismo, deben tener una profesión, la que gusten, pero que la tengan y eso no significa que Dios no va a llamarlos al ministerio, leamos Biblia pues líderes, Jesús fue carpintero y eso que es Hijo de Dios, osea tuvo su profesión y luego, cuando le llegó el tiempo de iniciar su ministerio, Dios llamó a gente que TRABAJABA en sus PROFESIONES U OFICIOS, médico, recaudador de impuestos, pescador… Joven, si en verdad Dios te llama al ministerio, no temas, no se te va a ir el tren, todo tiene su tiempo y su momento y su preparación.
Cristianos, nuestras familias, esposos, esposas, padres, hijos, hermanos, hermanas abuelos, tíos, nietos, amigos, compañeros, necesitan de nosotros, de nuestro tiempo y nuestra presencia. También nosotros necesitamos tiempo para ocuparnos de nosotros mismos.
Podría seguir hasta que se me caigan los dedos, pero creo que ya ven el punto. Un sano equilibrio entre nuestra vida congregacional y nuestra vida personal no es solo necesaria, es, como dije, voluntad de Dios. Dios no me ha llamado aún a ser mártir y hay cosas que quiero hacer, metas que quiero cumplir, sueños que quiero realizar y eso no me hace menos cristiana que aquellos que hacen mártires y convierten en mártires a sus seres amados, no mis fieles lectores, eso simplemente nos hace humanos, eso simplemente significa que estamos vivos.
Así que seamos más tolerantes con los demás. Seamos menos críticos con nuestros domingueros. Guardemos la vara adicional y usemos solo una: la de la integridad. Seamos honestos con nosotros mismos y veámonos un ratito frente al espejo y contemplemos el palazo que hay en nuestro ojo. No nos tengamos en más alta estima de la que merecemos, osea, no nos creamos la última coca cola del desierto. Seamos más “Marías” y menos “Martas”. Seamos lo que Dios no ha llamado a ser: seremos humanos y como tales, disfrutemos de este regalo precioso que Dios nos ha dado: la vida.
Sí pues, aunque me excomulguen, nos vemos en el cielo….
La Rorra