martes, 19 de febrero de 2013

MATERIA GRIS VOL.2 ...LA SAGA CONTINÚA


MATERIA GRIS VOL. 2...LA SAGA CONTINÚA

Hace ya mucho tiempo que no escribo. Lo siento. He estado entretenida en algo que se llama "matrimonio".
Nou, nou…ese no es el tema de hoy.

Espero me permitan volver a los viejos tiempos, en los que los demás dicen algo y yo me opongo...sanamente, aclarando siempre.

Sé que voy siempre en contra de la corriente.  Y que muchos dicen que soy rebelde. En mi defensa permítanme decir que no es del todo así.  Mis famosas teorías rorrales tienen su razón de ser.

Les voy a contar un poquito… mis padres me criaron con una fuerte inclinación al pensamiento crítico, la  reflexión y el análisis, me enseñaron a no opinar por opinar (“¿qué cosa has dicho?”) porque uno no puede andar por la vida largando cualquier cosa que se le viene a la cabeza, no?? Debía sustentar mis acciones, opiniones o inclinaciones aunque estas no estuvieran de acuerdo con el pensamiento común o no fueran políticamente correctas y reconozco que muchas veces les provoqué aparecimiento prematuro de canas con cada locudez que se me ocurría, la voz de mi mami con su “¡explícamelo en este momento!” hacían que mi cerebro produjera líneas argumentales a la velocidad de un rayo. Mi papito, en particular, me inculcó el hábito y el amor por la lectura, el interés por la historia y la política, también me enseñó el costo-beneficio no expresar libremente las emociones: "si no lloras, te llevo al cine" y que hay cosas que son así porque simplemente lo son y uno qué rayos puede hacer: "así son los indios" así que caballero nomás. De mi mamita aprendí a apechugar, como dicen por ahí, a que uno tiene que ser correcto e íntegro en toda circunstancia y a no casarse con nadie, aunque sea de tu propia familia (lo siento Don Corleone).

PAPI Y MAMI: gracias por enseñarme que en la vida una puede ser cualquier cosa, menos CALABAZA.

Conversaba al respecto con mi esposo, mientras disfrutaba de una larga caminata nocturna, e intentaba explicarle que por todo lo anteriormente expuesto, yo no critico, yo invito a la reflexión; yo no floreo, yo argumento; yo no discuto, yo debato. Finalmente llegamos a la conclusión de que muy probablemente equivoqué mi profesión, y que tampoco sirva para cualquier especialidad en la que se requiera algún tipo de empatía.

Ando pensando que tal vez la política sea lo mío…mmm…no, paso.

Habiendo hecho las aclaraciones del caso -pa´que no se quejen - voy al tema en cuestión.

PREMISA: Sostengo que Dios no hace las cosas por aburrimiento. Dudo mucho que Dios haya decidido un día que al muñequito que hizo con arcilla le faltaba un motorcito para que se mueva. No lo creo.  Por ello, estoy firmemente convencida que el cerebro tiene su razón de ser, aunque los evangélicos nos enterquemos en creer lo contrario.

ARGUMENTO:
Particularmente, me gusta usar mi materia gris, por eso no soy ni seré de esas que acepta cualquier doctrina, teoría, método, excusa o palabreo, solo porque lo dijo el pastor fulanito, porque menganito sale en la tele, porque sultanito canta muy bonito o porque perencejo escribió lo libro tal o cual.

Por eso, para mi es siempre lamentable observar como la gente toma aquellas cosas que se dicen, que se leen, que se ven o que les dicen que hagan o acepten, sin hacer un análisis bíblico o por lo menos usen el sentido común. De ahí mi célebre –o no tan célebre- teoría del "fenómeno de descerebramiento voluntario posconversión evangélica" y aprovecho la oportunidad para acotar que aunque me hinche los ovarios esta costumbre de la iglesia actual, respeto la decisión personal de cada quien y cada cuánto a despojarse de tan preciado patrimonio corporal.

Por este fenómeno, últimamente, los evangélicos andamos en una órbita insufrible.

Cerrados en que “su” visión, “su” método, “su” pastor y millones de “sus” más, son los sacrosantos elegidos y la “verdadera” expresión del cristianismo. Y lo peor es que todos lo aceptan a rajatablas, sin pensar que probablemente hay un mundo fuera de su burbujita espiritualoide. Que quizá, solo quizá, pueda haber cabida para otras formas de predicar, otras formas de servir, otras culturas y formas de pensar que requieren que optemos por ser un poco más open mind.

Tal vez están pensando que eso no es “cristianamente” correcto.  Que los evangélicos no podemos ser open mind. Que porque eres cristiano evangélico, que porque tienes tantos estudios bíblicos, que eso es para mundanos, que eres esto y aquello.

Con mucha seguridad ya me estarán tildando de rebelde, hereje o universalista o qué sé yo.  Lo que piensen de mí por pensar de una manera tan poco ortodoxa, carece de mayor trascendencia. Lo que importa es lo que Dios piense de mí y de la manera cómo me conduzco por la vida. Y siento informarles que por mucho que se esfuercen, Dios no les ha dicho que piensa de mí.

La verdad de la milanesa es que no importa cómo piense yo de alguien, lo que en realidad es trascendente es cómo responderemos ante Dios. Yo no responderé por ustedes. Ustedes no responderán por mí.
Así que en serio, perdónenme por pincharles el globo, pero en verdad, no importa cuán sacrosanto creas ser, a la hora de los loros  no utilizar el sentido común y la reflexión limita nuestra práctica del cristianismo verdadero, nos aleja mucho de lo que realmente significa ser cristiano, nos ciega, nos deja vulnerables y caemos redondidos, sin siquiera percatarnos,  en el legalismo literalista que tanto criticó nuestro Señor -¿Qué no recuerdan a los fariseos y saduceos?-  para finalmente  restarnos esa capacidad natural de entender que Jesús no era un marciano místico.

Recordemos que fue precisamente Jesús, el primero que usó métodos poco ortodoxos para su época, ocasionando gran escándalo y condena generalizada entre los religiosos. Buscaban la manera de desprestigiarlo a como de lugar. Pero de nada sirvió que lo expusieran, que lo provocaran. Jesús nunca les pisó el palito y continuó anunciando las Buenas Nuevas sin regirse tan solo por los modelos y métodos dogmáticos o lo que podríamos decir “judíamente correctos”.

Siguiendo al modelo por antonomasia, no es válido entonces eso de mandar a la chusma a todos los que no se confiesan evangélicos, que no cantan como nosotros cantamos, que no levantan las manos, que no gritan "amén", que no “caen en descanso”. Tampoco el vestirnos el disfraz de la santidad como subterfugio para discriminar a los "mundanos" o para sentirnos moralmente superiores. Eso de mirar de reojo a la hermanita que no se tapa hasta el cuello, ya fue.

Jesús nunca predicó un evangelio de condenación. Pregonar que nos freiremos eternamente en la sartén del infierno y que nos morderán por siempre los gusanos no es un argumento válido.  Ojo que no estoy diciendo que el infierno no existe o cualquier otra tontera legalista que estén pensando en este momento. Tengamos por seguro que cuando uno les “predica” el evangelio de la amenaza, usando términos o métodos que Jesús no usó ni avala,  el efecto es totalmente contrario.  ¿Qué tiene de “buenas” las “nuevas” de que estoy condenado a tortura perpetua sin lugar a apelación en un lago de fuego y azufre?

  

Duro, pero cierto. Yo tampoco creería en un Dios así.

Incluso, invitar a la congregación a alguien puede resultar contraproducente. La explicación es bien simple: hay una enorme diferencia entre convencimiento y convicción. Uno puede ser convencido de una postura en particular, pero si no existe convicción, no produce un efecto a largo plazo*. Ergo, mandarse un floro de 1 hora o 45 minutos sea mejor o  más efectivo, aún para los propios cristianos.

Por favor predicadores, entiéndalo: la efectividad no está directamente relacionada a la cantidad de palabras por minuto que puedan producir.  

Jesús es un claro ejemplo de efectividad.

Además, él como cualquier varón, era denotativo, era simple, decía las cosas de frente y sin anestesia. Jesús decía las cosas que quería decir y punto, sin nada de mensajes crípticos ni subliminales. Cuando decía "No robar" quería decir simplemente eso "no robar", no que "según el texto griego no robar se refería a que en el contexto socioeconómico de la época y el uso de la sintaxis de arameo original..." ¡noooo,!

Lamentablemente a ese bla bla bla nos han acostumbrado los predicadores actualmente, por puro ego, diría yo, para el "asu mare que cuánto sabe" al final del servicio y que la comunidad evangélica celebra con aplauso y entusiasmo generalizado.

Es ilógico en estos tiempos en los que una simple palabra puede comunicar una infinidad de cosas, que puede abrir más puertas y llegar a muchas más personas, para muestra una sola sílaba:

"NO"
NO a la revocatoria.

NO a la discriminación.

NO  a la corrida de toros.

NO al retorno de Menudo.

NO soy de derecha ni de izquierda, sino todo lo contrario – Fujimori.

Uff, tantas cosas, ¿verdad?

Pregunto entonces ¿qué sentido tiene torturar a la audiencia con semejante monólogo?

Un consejo: resérvenlo para una clase maestra, les aseguro que tendrá mucho mejor aceptación y observarán una notable disminución de bostezos.

OTRO SI: Los ángeles no son pequeños bebecitos semidesnudos con sus arpitas, ni el diablo es un hombre rojo con su eterna sonrisa sarcástica bajo unos prominentes bigotes, tridente, cachos y cola. Dios no está viejo ni se parece a Papanoel.

Leer y escuchar reflexivamente (es decir pensando) el evangelio sin caricaturas mentales ni doctrinas preconcebidas y partiendo de la premisa de que el evangelio es simple y sencillo, más bien, nos ayudará a vivir un cristianismo más efectivo, más honesto, más humano, menos místico, menos espiritualoide, más de acuerdo con la forma en que Jesús vivió.

Podremos decir más SI y menos NO a formas poco ortodoxas de predicar el evangelio. A aceptar algunas ideas que aunque están fuera del libreto pueden ser bienvenidas.

Hay tanta gente que aunque no se declara evangélico, es más evangélico que los evangélicos más acérrimos y son capaces de comprender lo que los evangélicos salidos del clóset no entienden: el cristianismo verdadero es simple y es práctico.  Cero enredos.

El mismo Jesús lo dijo, también lo dijo Pablo. "Si haces esto por el más pequeño...", "dices que tienes fe, pero no tienes obras"...

Así que condenar o tildar de herejes a quienes usando métodos poco ortodoxos dentro del costumbrismo evangélico, simplemente no vá.

Que si predicamos 5 minutos no es prédica, tampoco vá.

Esta actitud me hace recordar que allá por los tiempos en los que Jesús se paseaba por estas tierras de pecadores, sus discípulos –que en ese tiempo sufrían se juraban la última coca cola del desierto- le “advierten” a Jesús  que un patita andaba echando demonios en Su nombre: “pero le dijimos que no lo hiciera, porque no era de nuestro grupo” (Marcos 9:38 NTV).

¡Máaaaas sectarios!

Pero Jesús, pues, les dio su pepita diaria de ubicaína: “No lo detengan! —dijo Jesús—. Nadie que haga un milagro en mi nombre podrá luego hablar mal de mí.  Todo el que no está en contra de nosotros está a nuestro favor.  Si alguien les da a ustedes incluso un vaso de agua porque pertenecen al Mesías, les digo la verdad, esa persona ciertamente será recompensada” (vs 40-41 NTV).



Pero el asunto no quedó allí, Jesús advirtió que con si con su proceder, su actitud, su testimonio, sus acciones, sus palabras, etc haces que alguien caiga en pecado, pues harakiri. Así que cuidadito.

FINALMENTE,
A mi entender, no se paga un sencillo al descerebrarse: hablar, actuar y aceptar sin pensar deja más estragos que terremoto de 9 grados.  No importa sobre qué tema o qué área, el resultado es generalmente el mismo: catástrofe.

Créanme, todo este testamento tuvo como única finalidad invitarlos a la reflexión. A pensar por un cuarto de segundo fuera del libreto evangélico.

Porque ¿De qué nos sirve llenarnos de teología? ¿De qué nos sirve el literalismo? ¿De qué nos sirve el puritanismo? ¿De qué nos sirve ir al show de los domingos si seguimos siendo tan indiferentes e indolentes con el dolor y las carencias ajenas? De nada.

No, perdón, me corrijo. Nos hace mejores religiosos.

Ya pues. Dejémonos de cuatro cosas. Te lo ruego. Usa el cerebro.

Si pues, aunque me excomulguen.

PD. A ver si lo entienden: SI

*(para mayor referencia léase la parábola del sembrador)