MATERIA GRIS VOL. 2...LA SAGA CONTINÚA
Hace ya mucho tiempo que no
escribo. Lo siento. He estado entretenida en algo que se llama
"matrimonio".
Nou, nou…ese no es el tema de
hoy.
Espero me permitan volver a los
viejos tiempos, en los que los demás dicen algo y yo me opongo...sanamente,
aclarando siempre.
Sé que voy siempre en contra de
la corriente. Y que muchos dicen que soy
rebelde. En mi defensa permítanme decir que no es del todo así. Mis famosas teorías rorrales tienen su razón
de ser.
Les voy a contar un poquito… mis
padres me criaron con una fuerte inclinación al pensamiento crítico, la reflexión y el análisis, me enseñaron a no
opinar por opinar (“¿qué cosa has dicho?”) porque uno no puede andar por la
vida largando cualquier cosa que se le viene a la cabeza, no?? Debía sustentar
mis acciones, opiniones o inclinaciones aunque estas no estuvieran de acuerdo
con el pensamiento común o no fueran políticamente correctas y reconozco que
muchas veces les provoqué aparecimiento prematuro de canas con cada locudez que
se me ocurría, la voz de mi mami con su “¡explícamelo en este momento!” hacían
que mi cerebro produjera líneas argumentales a la velocidad de un rayo. Mi
papito, en particular, me inculcó el hábito y el amor por la lectura, el
interés por la historia y la política, también me enseñó el costo-beneficio no
expresar libremente las emociones: "si no lloras, te llevo al cine" y
que hay cosas que son así porque simplemente lo son y uno qué rayos puede
hacer: "así son los indios" así que caballero nomás. De mi mamita
aprendí a apechugar, como dicen por ahí, a que uno tiene que ser correcto e
íntegro en toda circunstancia y a no casarse con nadie, aunque sea de tu propia
familia (lo siento Don Corleone).
PAPI Y MAMI: gracias por
enseñarme que en la vida una puede ser cualquier cosa, menos CALABAZA.
Conversaba al respecto con mi
esposo, mientras disfrutaba de una larga caminata nocturna, e intentaba explicarle
que por todo lo anteriormente expuesto, yo no critico, yo invito a la reflexión;
yo no floreo, yo argumento; yo no discuto, yo debato. Finalmente llegamos a la
conclusión de que muy probablemente equivoqué mi profesión, y que tampoco sirva
para cualquier especialidad en la que se requiera algún tipo de empatía.
Ando pensando que tal vez la política
sea lo mío…mmm…no, paso.
Habiendo hecho las aclaraciones
del caso -pa´que no se quejen - voy al tema en cuestión.
PREMISA: Sostengo que Dios no hace
las cosas por aburrimiento. Dudo mucho que Dios haya decidido un día que al
muñequito que hizo con arcilla le faltaba un motorcito para que se mueva. No lo
creo. Por ello, estoy firmemente
convencida que el cerebro tiene su razón de ser, aunque los evangélicos nos
enterquemos en creer lo contrario.
ARGUMENTO:
Particularmente, me gusta usar mi
materia gris, por eso no soy ni seré de esas que acepta cualquier doctrina,
teoría, método, excusa o palabreo, solo porque lo dijo el pastor fulanito,
porque menganito sale en la tele, porque sultanito canta muy bonito o porque perencejo
escribió lo libro tal o cual.
Por eso, para mi es siempre lamentable
observar como la gente toma aquellas cosas que se dicen, que se leen, que se
ven o que les dicen que hagan o acepten, sin hacer un análisis bíblico o por lo
menos usen el sentido común. De ahí mi célebre –o no tan célebre- teoría del "fenómeno
de descerebramiento voluntario posconversión evangélica" y aprovecho la
oportunidad para acotar que aunque me hinche los ovarios esta costumbre de la
iglesia actual, respeto la decisión personal de cada quien y cada cuánto a
despojarse de tan preciado patrimonio corporal.
Por este fenómeno, últimamente,
los evangélicos andamos en una órbita insufrible.
Cerrados en que “su” visión, “su”
método, “su” pastor y millones de “sus” más, son los sacrosantos elegidos y la “verdadera”
expresión del cristianismo. Y lo peor es que todos lo aceptan a rajatablas, sin
pensar que probablemente hay un mundo fuera de su burbujita espiritualoide. Que
quizá, solo quizá, pueda haber cabida para otras formas de predicar, otras
formas de servir, otras culturas y formas de pensar que requieren que optemos
por ser un poco más open mind.
Tal vez están pensando que eso no
es “cristianamente” correcto. Que los
evangélicos no podemos ser open mind.
Que porque eres cristiano evangélico, que porque tienes tantos estudios
bíblicos, que eso es para mundanos, que eres esto y aquello.
Con mucha seguridad ya me estarán
tildando de rebelde, hereje o universalista o qué sé yo. Lo que piensen de mí por pensar de una manera
tan poco ortodoxa, carece de mayor trascendencia. Lo que importa es lo que Dios
piense de mí y de la manera cómo me conduzco por la vida. Y siento informarles
que por mucho que se esfuercen, Dios no les ha dicho que piensa de mí.
La verdad de la milanesa es que no
importa cómo piense yo de alguien, lo que en realidad es trascendente es cómo
responderemos ante Dios. Yo no responderé por ustedes. Ustedes no responderán
por mí.
Así que en serio, perdónenme por
pincharles el globo, pero en verdad, no importa cuán sacrosanto creas ser, a la
hora de los loros no utilizar el sentido
común y la reflexión limita nuestra práctica del cristianismo verdadero, nos
aleja mucho de lo que realmente significa ser cristiano, nos ciega, nos deja
vulnerables y caemos redondidos, sin siquiera percatarnos, en el legalismo literalista que tanto criticó
nuestro Señor -¿Qué no recuerdan a los fariseos y saduceos?- para finalmente restarnos esa capacidad natural de entender
que Jesús no era un marciano místico.
Recordemos que fue precisamente Jesús,
el primero que usó métodos poco ortodoxos para su época, ocasionando gran
escándalo y condena generalizada entre los religiosos. Buscaban la manera de
desprestigiarlo a como de lugar. Pero de nada sirvió que lo expusieran, que lo
provocaran. Jesús nunca les pisó el palito y continuó anunciando las Buenas
Nuevas sin regirse tan solo por los modelos y métodos dogmáticos o lo que
podríamos decir “judíamente correctos”.
Siguiendo al modelo por
antonomasia, no es válido entonces eso de mandar a la chusma a todos los que no
se confiesan evangélicos, que no cantan como nosotros cantamos, que no levantan
las manos, que no gritan "amén", que no “caen en descanso”. Tampoco
el vestirnos el disfraz de la santidad como subterfugio para discriminar a los
"mundanos" o para sentirnos moralmente superiores. Eso de mirar de
reojo a la hermanita que no se tapa hasta el cuello, ya fue.
Jesús nunca predicó un evangelio
de condenación. Pregonar que nos freiremos eternamente en la sartén del
infierno y que nos morderán por siempre los gusanos no es un argumento válido. Ojo que no estoy diciendo que el infierno no
existe o cualquier otra tontera legalista que estén pensando en este momento. Tengamos
por seguro que cuando uno les “predica” el evangelio de la amenaza, usando
términos o métodos que Jesús no usó ni avala,
el efecto es totalmente contrario.
¿Qué tiene de “buenas” las “nuevas” de que estoy condenado a tortura
perpetua sin lugar a apelación en un lago de fuego y azufre?
Duro, pero cierto. Yo
tampoco creería en un Dios así.
Incluso, invitar a la
congregación a alguien puede resultar contraproducente. La explicación es bien
simple: hay una enorme diferencia entre convencimiento y convicción. Uno puede
ser convencido de una postura en particular, pero si no existe convicción, no produce
un efecto a largo plazo*. Ergo, mandarse un floro de 1 hora o 45 minutos sea
mejor o más efectivo, aún para los
propios cristianos.
Por favor predicadores,
entiéndalo: la efectividad no está directamente relacionada a la cantidad de
palabras por minuto que puedan producir.
Jesús es un claro ejemplo de
efectividad.
Además, él como cualquier varón,
era denotativo, era simple, decía las cosas de frente y sin anestesia. Jesús
decía las cosas que quería decir y punto, sin nada de mensajes crípticos ni
subliminales. Cuando decía "No robar" quería decir simplemente eso
"no robar", no que "según el texto griego no robar se refería a
que en el contexto socioeconómico de la época y el uso de la sintaxis de arameo
original..." ¡noooo,!
Lamentablemente a ese bla bla bla
nos han acostumbrado los predicadores actualmente, por puro ego, diría yo, para
el "asu mare que cuánto sabe" al final del servicio y que la
comunidad evangélica celebra con aplauso y entusiasmo generalizado.
Es ilógico en estos tiempos en los
que una simple palabra puede comunicar una infinidad de cosas, que puede abrir
más puertas y llegar a muchas más personas, para muestra una sola sílaba:
"NO"
NO a la revocatoria.
NO a la discriminación.
NO a la corrida de toros.
NO al retorno de Menudo.
NO soy de derecha ni de izquierda, sino todo lo contrario –
Fujimori.
Uff, tantas cosas, ¿verdad?
Pregunto entonces ¿qué sentido
tiene torturar a la audiencia con semejante monólogo?
Un consejo: resérvenlo para una
clase maestra, les aseguro que tendrá mucho mejor aceptación y observarán una
notable disminución de bostezos.
OTRO SI: Los ángeles no son
pequeños bebecitos semidesnudos con sus arpitas, ni el diablo es un hombre rojo
con su eterna sonrisa sarcástica bajo unos prominentes bigotes, tridente,
cachos y cola. Dios no está viejo ni se parece a Papanoel.
Leer y escuchar reflexivamente (es
decir pensando) el evangelio sin caricaturas mentales ni doctrinas
preconcebidas y partiendo de la premisa de que el evangelio es simple y
sencillo, más bien, nos ayudará a vivir un cristianismo más efectivo, más
honesto, más humano, menos místico, menos espiritualoide, más de acuerdo con la
forma en que Jesús vivió.
Podremos decir más SI
y menos NO a formas poco ortodoxas de predicar el
evangelio. A aceptar algunas ideas que aunque están fuera del libreto pueden
ser bienvenidas.
Hay tanta gente que aunque no se
declara evangélico, es más evangélico que los evangélicos más acérrimos y son
capaces de comprender lo que los evangélicos salidos del clóset no entienden:
el cristianismo verdadero es simple y es práctico. Cero enredos.
El mismo Jesús lo dijo, también
lo dijo Pablo. "Si haces esto por el más pequeño...", "dices que
tienes fe, pero no tienes obras"...
Así que condenar o tildar de herejes a quienes
usando métodos poco ortodoxos dentro del costumbrismo evangélico, simplemente
no vá.
Que si predicamos 5 minutos no es
prédica, tampoco vá.
Esta actitud me hace recordar que
allá por los tiempos en los que Jesús se paseaba por estas tierras de
pecadores, sus discípulos –que en ese tiempo sufrían se juraban la última coca
cola del desierto- le “advierten” a Jesús
que un patita andaba echando demonios en Su nombre: “pero le dijimos que
no lo hiciera, porque no era de nuestro grupo” (Marcos 9:38 NTV).
¡Máaaaas sectarios!
Pero Jesús, pues, les dio su
pepita diaria de ubicaína: “No lo detengan! —dijo
Jesús—. Nadie que haga un milagro en mi nombre podrá luego hablar mal de
mí. Todo el que no está en
contra de nosotros está a nuestro favor. Si alguien les da a
ustedes incluso un vaso de agua porque pertenecen al Mesías, les digo la
verdad, esa persona ciertamente será recompensada” (vs 40-41 NTV).
Pero el asunto no quedó allí, Jesús
advirtió que con si con su proceder, su actitud, su testimonio, sus acciones,
sus palabras, etc haces que alguien caiga en pecado, pues harakiri. Así que
cuidadito.
FINALMENTE,
A mi entender, no se paga un sencillo al
descerebrarse: hablar, actuar y aceptar sin pensar deja más estragos que
terremoto de 9 grados. No importa sobre
qué tema o qué área, el resultado es generalmente el mismo: catástrofe.
Créanme, todo este testamento tuvo como
única finalidad invitarlos a la reflexión. A pensar por un cuarto de segundo
fuera del libreto evangélico.
Porque ¿De qué nos sirve llenarnos de teología?
¿De qué nos sirve el literalismo? ¿De qué nos sirve el puritanismo? ¿De qué nos
sirve ir al show de los domingos si seguimos siendo tan indiferentes e
indolentes con el dolor y las carencias ajenas? De nada.
No, perdón, me corrijo. Nos hace
mejores religiosos.
Ya pues. Dejémonos de cuatro
cosas. Te lo ruego. Usa el cerebro.
Si pues, aunque me excomulguen.
PD. A ver si lo entienden: SI
*(para mayor referencia léase la
parábola del sembrador)