Hoy celebramos el Día del Padre. Sin menos bulla, publicidad y parafernalia que en el día de las Madres. Me pregunto porqué será. Por eso hoy, quiero compartir mis pensamientos con ustedes, mis queridos bloggeros y dedicárselo a todos los papis de mi vida: mis tíos y primos, amigos y de manera muy especial a dos personas: a mi papito lindo plechocho bonito y al padre de mi hija, Mario.
Había una vez, en un reino muy muy lejano…
Como todo buen cuento, debería empezar así, entre cuentos de hadas y sueños de castillos y príncipes encantados. Como todo buen cuento, los buenos ganan y los villanos pierden y las princesas cumplen sus deseos y todos viven felices por siempre. Claro, vale la pena soñar...
Entonces, en un reino muy muy lejano vivían un rey y una reina. Los reyes se conocieron entre notas psicodélicas y peinados estrafalarios, entre matinés, micro faldas y pantalones campana. El príncipe creció en una corte de músicos y su guitarra en la mano, mientras que la princesa fue una delicada bailarina, algo bajita, pero en la tele todos se ven del mismo tamaño, pssss... Dice la leyenda que a la reina, quien entonces era la heredera del Reino de la Rica Vicky, no pasaba al entonces heredero del Reino de los Mares. Pero bueno, el tiempo pasó y el príncipe, nadie sabe como ¿? conquistó a la princesa y se casaron y al cabo de un tiempo empezaron a gobernar en su palacio. El Rey y la Reina tuvieron dos hijos: la hermosa princesa Mary y el príncipe César, a quien le decían el Silencioso. Los años pasaron, el Príncipe Silencioso se convirtió en un talentoso artista y la Princesa se casó con un plebeyo y tuvo una hija, la princesa Anita Pericotita. Luego, el rey y la reina, ya ancianos, dejaron el castillo y se fueron a vivir en un pequeño palacio en la provincia del vino, con su fiel mascota Maverik sarnín perro perro perrini y fueron felices y comieron perdices.
Mi papito es el Rey de este reino. La reina tiene buena memoria y me cuenta las cosas que el rey hacía por mí y por mi hermano el Príncipe Murmullo. No recuerdo cuando cansado luego del trabajo, llegaba y me acostaba sobre su pecho, tampoco cuando me cantaba o cuando me compró mis pistolas rosadas. No recuerdo cuando me tomaron las fotos envuelta en mis mantas de bebé o cuando pasaba por el parque con ellos y posé para un fotógrafo ambulante. Si, quizá mi memoria no llegue tan atrás. ¿Qué recuerdo? Su presencia constante y su mirada firme, su apoyo en lo que quería emprender, las temporadas de basketball, los campeonatos de kung-fu, las tardes en la playa, las raspadillas de carretilla, las canciones tontas, el mongolito cruzando la pista, King Kong en el cine Super Hall, su guitarra, su habilidad de mil oficios, su cariños toscos y su barba blanca con salsa de tallarín rojo.
No sé muchas cosas y no recuerdo otras tantas, lo que sí sé es esto: mi papito es lo máximo, mi papito es fuerte, mi papito está en el pedestal más alto, mi papito me ama, por tanto, ningún hombre está su altura o me amará tan incondicionalmente, ninguno me apoyará, me sostendrá, me cuidará y me protegerá como él. Mi papi no es perfecto, tiene un millón de defectos y manías, me molesta, me lame la cara y me hace cosquillas y a veces, no me gustan sus bromas pesadas, pero es mi Papá, es irremplazable e imprescindible.
Por eso y por mucho más, TE AMO PAPA: De ti aprendí a ser perseverante y quizá no tenga tu paciencia, pero trato de ver las cosas con “paciencia y buen humor” de ti aprendí también el orden porque es mejor “menos bulto y mayor claridad” a tomar la vida con calma porque “para que hacer hoy lo que se puede hacer mañana”, que a veces hay que ser tolerante porque “no todo es negro o blanco” también a desarrollar mis habilidades y el gusto por los deportes, por tí soy una “lecturera” insaciable, por tu impresionante memoria y conocimiento de la historia aprendí a investigar y por tus metidas de pata, aprendí a pensar antes de hablar y que si te caes, pues te recoges, te sacudes el trasero y sigues corriendo detrás de la pelota.
Con mucho k-riño para ti, Papito, no te lo digo todo el tiempo, pero te amo con todo mi corazón.
¡FELIZ DIA PAPITO LINDO PLECHOCHO BONITO!
Y para Mario, porque me diste la bendición más grande al que pude haber aspirado, nuestra hija.
¡FELIZ DIA GORDITO LINDO!
A todos mis fieles bloggeros, amigos-padres, primos-papitos y papitos churritos:
¡FELIZ DIA A TODOS!
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