domingo, 23 de diciembre de 2007
viernes, 14 de diciembre de 2007
TE EXTRAÑO TIA
Fragilidad, incertidumbre, impotencia... son unas de las pocas cosas que durante este corto pero a la vez largo fin de semana vineron a mi mente y a mi corazón.
Mi tía falleció el domingo 09/12, víctima del cáncer. Aún después de haber asistido al sepelio mi mente se rehusa a creer que ya no está más entre nosotros, que ya no escucharé su risa ni su voz cantando "Yolanda". Aún me parece escucharla llamándome "Gordaaaa". Comentaba con mi mamá que pensando un poco en la navidad contaba a mis tíos "Miguel, China, Meche...." pero Meche ya no está. Se me hace un nudo en la garganta. Pero me consuela el saber todo el tiempo estuvo rodeada de quienes la amaron, que pude abrazarla, tomarla de la mano y despedirme de ella y que la acompañamos hasta su último aliento; que está con Cristo, que está mejor, que han terminado sus luchas . Si, definitivamente está mejor.
Si algo me deja la partida de mi tía, además de su ausencia, es que veo la vida de diferente manera. Mis prioridades han cambiado y mis afectos también.
Mi filosofía sigue siendo la misma "TODO ES TEMPORAL, ESTO TAMBIÉN PASARÁ". Todo pasará incluso la vida misma.
Tía, tu te fuiste antes que nosotros, pero solo nos llevas la delantera...................
EL DINERO: DEMASIADO O MUY POCO
Ningún siervo puede servir a dos señores… No podéis servir a Dios y a las riquezas (Lucas 16:13). Estas palabras del Señor Jesús, aunque parecen muy sencillas, son en realidad el trasfondo de un difícil problema. No es posible vivir sin dinero, sobre todo si uno debe sostener una familia. Cierta vez, al pedir consejo a un cristiano maduro, yo le decía: –Tengo un problema de dinero. Él me respondió lacónicamente: –¿Demasiado o muy poco? Esta contestación me ayudó a comprender que, de hecho, Jesús no condena la fortuna, sino la preocupación causada por la presencia o ausencia de ella. Jesús no quiere que las preocupaciones de la vida nos impidan confiar en él y hallar el tiempo para orar y decirle lo que nos inquieta. Estemos seguros de que cuando esta preocupación es puesta a un lado, Dios nos ayudará a enfrentar nuestro problema. Tengamos total confianza en él, quien nos indicará el camino a seguir. Además, reflexionemos: con demasiado dinero, el cristiano pierde en todas las esferas. En la de la fe, pues no necesita contar tanto con Dios cuando el mañana está materialmente asegurado. En la de la esperanza: si a uno le va tan bien en la tierra, ¿por qué desear el Paraíso? En la del amor: a menudo es muy difícil ponerse en el lugar de alguien que no tiene lo necesario cuando a uno mismo no le falta nada.
lunes, 3 de diciembre de 2007
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